Por qué este gobierno no es peronista

“Algunos creen que gobernar o conducir es hacer siempre lo que uno quiere. Grave error. Los que son siempre amigos de hacer su voluntad, terminan por no hacerla en manera alguna. Estos son peligrosos, no llegan lejos y se matan solos en el camino”.
“El sectarismo es el primer enemigo de la conducción, porque la conducción es de sentido universalista, y donde hay sectarismo la conducción se muere porque no tiene oxígeno para vivir”.
“El hombre está inclinado a errar en sus reflexiones cuando se fía más en su meditaciones teóricas que en los ojos, que están percibiendo la realidad misma”.
“Cuando se comienza un análisis racional partiendo de un error, no se puede llegar a un acierto a través de un sinnúmero de operaciones, sino que ese error inicial va multiplicándose y lleva a cometer errores garrafales”.
“Yo divido al gobierno en dos acciones: la acción administrativa y la acción de lucha. Esta última es la que permite la acción de gobierno. Si no triunfo en la lucha no llegaré lejos en el gobierno. Pero no se pueden mezclar. Mezcladas, una interfiere y molesta a la otra, la destruye, la perjudica. Si uno quiere hacer gobierno para la política, nos desprestigiamos como gobernantes y como políticos”.
“Pequeños errores se cometen siempre en la conducción. El gran secreto está en no cometer los grandes errores, porque son los que llevan a la derrota en la lucha política. Esto hay que grabarlo bien porque es la base de toda acción política”.

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Juan Domingo Perón
Libro Conducción Política
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¿La coparticipación de las retenciones es la causa o consecuencia de la falta o vigencia del federalismo?

Geopolíticamente el defecto de Argentina es la macrocefalia: cabeza de gigante con cuerpo de enano. Un puerto superfuerte, un interior súperdébil: el ideal unitario desde Rivadavia. Lo que no pudo hacer Rivadavia lo hicieron los ingleses con el trazado de los FFCC. Pero esto no es todo: en 'Política británica en el Rio de la Plata' Scalabrini describe como el ferrocarril inglés contribuye a desindustrializar el interior y oligarquizarlo concentrando la propiedad de la tierra. Eso era en los años '30. Hoy este rol se cumple con legislación impositiva y con retenciones. Los límites del progresismo (porque este gobierno no es peronista) se ven cuando habla de 'derechos humanos' pero no toca la estructura impositiva de Martínez de Hoz. Como parte de la 'patria financiera' Martínez de Hoz hizo la reforma impositiva que exime del 30% de impuesto a las ganancias a las entidades financieras (pool de siembra) y grava a los productores comunes. Si este gobierno fuese peronista, la estructura impositiva seía la del 23 de marzo de 1976: los pooles pagarían impuesto a las ganancias. Como este gobierno no es peronista, los pooles no pagan impuesto a las ganancias. Así, por más que el kirchnerismo hable de oligarquía, la vieja oligarquía de 1955 ya no existe más y la actual oligarquía está protegida por impuestos del Proceso que el kirchnerismo no toca. Así, los pequeños productores que en 1976 eran 1.300.000, hace 10 años eran 420.000 y hoy sólo 300.000 pero el kirchnerismo sigue beneficiando a sus amigos Soros, Werthein, Grobocopatel, Elsztein, ninguno de ellos paga el 30% de impuesto a las ganancias como De Angelis, a quien si tildan de oligarca.
Ese es el primer punto de una continuación de la política anti-federal: despoblar el campo. El segundo lo pueden confirmar los colisteros Carlos Cammi (Las Flores) y Mariela García (Cnl Dorrego): las coparticipaciones. Las Flores envía $ 100 millones como retenciones. A la Provincia le quedan $26 millones y a Las Flores vuelven sólo $ 7 millones. El resto queda para el Estado 'nacional'. Pero en qué gasta el Estado? en clientelismo político. A un partido como Merlo (u otro del tercer cordón) no le pueden sacar un solo $ de retenciones pero votan 500.000. En Las Flores (de donde el Estado 'nacional' se queda con $ 75.000.000, sólo votan 20.000. Pero todo ese dinero no va a los pobres. Ese dinero se dilapida en una mafia oligárquica de intendentes y punteros. El capital de una mafia clientelista son los pobres. así como el capital de un ganadero son las vacas.Cuanto más pobres haya en el municipio más dinero recibe del Estado. Si se terminan los pobres se termina el negocio. Así como para el estanciero, si se terminan las vacas se termina el negocio. Entonces la mafia clientelista se vuelve conservadora. Como eran conservadores los caudillos del Gran Bs As en los años '30, Barceló en Avellaneda por ej. Y estos caudillos-mafiosos (el antiguo aparato duhaldista) son los que aseguran que el kirchnerismo siga ganando, que los diputados del congreso sigan votando el statu quo, que la estructura co-participativa no se toque, que las partidas a gobernadores e intendentes sean conformes y dependientes de cómo se bajan los pantalones. Si me preguntan si soy golpista, sí, soy golpista como lo era el coronel Perón en los años 30 y antes del 4 de junio. La debilidad del interior, la oligarquía financiera en forma de pool, el fraude electoral en el Gran Buenos Aires, nos demuestra que estamos en una nueva Década Infame.