El 2 de abril de 1982, debe ser estimatizado por algo más que el aspecto militar de la recuperación física y por desgracia transitoria de las Islas.
Ya que en esa fecha, por vez primera desde el 25 de mayo de 1810, el Pueblo se nucleó en la Plaza de Mayo, sin banderas ni consignas partidarias, peronistas, radicales e incluso bolches, sino con banderas celestes y blancas, sin los rostros de Perón, Evita, Guevara y Tupac Amarú.
Galtieri, que era un mero borracho de almacén, desperdició esa gesta irrepetible, para utilizar clichés sin trascendencia histórica.
Sus arengas vacías de contenido alguno, podría haberlas respaldado con un triunfalismo más corpóreo, si la operación, se hubiese planificado para la primavera de ese año, o incluso del anterior.
Con una pizca más de estrategia clásica, el gobierno de facto, nos hubiese librado de todo este hato de demócratas, que desde hace treinta años, se han esmerado en posicionarnos en este absurdo escenario mendicante, sin reservas petroleras, ni gasíferas, ni monetarias y menos aún morales.
Con esta Argentina desmilitarizada por sus propios Comandantes, que traicionaron todos los juramentos que a voz en cuello hicieron cuando sus épocas de cadetes.
Los estigmas de este "republicanismo bananero", con los gays a punto de catapultarse al poder absoluto, el desgobierno, la desidia judicial, la mofa legislativa y su contracara, ergo una ciudadanía inconexa, conforme transcurren los años, me convenzo más que los propios Milicos, con su cadena ininterrumpida de yerros, han sido los autores intelectuales de otro desembarco, pero hacia las Arcas del Tesoro Nacional, por los Alfonsín, los Menem, los De la Rúa, los Duhalde y estos malandrines de turno, vulgares okupas del lupanar conocido como la Casa Rosada.
Que podrían no haber existido si incluso, en la antesala de la derrota, como hicieron los alemanes, entre fines de 1944 y principiode 1945, hubiesen fusilado a todos los montoneros y erpianos que se mantenían detenidos y/o podían ser recapturados, junto a los popes de la CGT de entonces como Ubaldini, Lorenzo Miguel y otros de su calaña, que fueron los mentores y progenitores "de estos Impresentables Gordos", los Pedraza, los Moyano y el resto de la corporación síndico/mafiosa del gremialismo vernáculo.
Obvio es que renunciaron a asimilarse a quienes optaron por el canto del cisne germánico, que enfrentaron con gallardía ese simulacro judicial y a la antesala del cadalso en el "carnaval de Nuremberg".
Se rindieron sin pudor y con la inconcecible autoverguenza, sin alegar acerca del debido cumplimiento del deber, por haber aniquilado a la subversión.
No es difícil arribar a esta ascéptica conjunción, si adicionamos la pasión de estos "populismos de bajo costo", que también hicieron su invaluable aporte para el tramado de este guiso; de esta inmensa "ola de grillos" cuyos ingredientes han sido y son los conspicuos referentes de este "radicalismo peronista". esto es, el más siniestro y mediocre aquelarre ideológico del que los años por venir se encargarán de señalar, como el génesis del derrumbe de toda una Nación, otrora admirada por toda la Hispanoamérica.
Infortunadamente para mis anhelos, mientras esta mentalidad anodino/morbosa, gobierne el inconsciente colectivo, incluyéndo a los que dicen ser intelectuales, que como decía Jorge Luis Borges, no sé porque se autotitulan así, solo podremos recordar en esta historia nuestra, tan rica en adversidades, ironías y sarcasmo, aquél día como
LA OPRTUNIDAD DEL NUNCA JAMÁS.
Atentamente Carlos Belgrano.-
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