Hoy 2 de abril de 2012 se cumplen 30 años del acontecimiento más importante vivido por la Argentina en el siglo XX.
Tras una historia signada por sucesivas claudicaciones ante Gran Bretaña y su herencia cultural, los EEUU, por primera vez, luego de la Vuelta de Obligado, la Argentina decidió hacer frente a su prepotencia tomando la sana decisión de recuperar un territorio que nos había sido usurpado por la fuerza.
Tal como hemos sostenido varias veces, la guerra contra Gran Bretaña se justificaba no solamente por la recuperación de ese espacio geográfico, sino en modo principal por la intromisión incesante de tal nación y cultura en el seno de nuestra historia habiendo sido la responsable principal de todos los fenómenos en que se ha expresado nuestra actual decadencia, tales como el protestantismo, el consumismo, la democracia, el relajamiento de la totalidad de nuestras costumbres y las distintas formas de corrupción hoy vigentes.
Ante tales anomalías sólo una guerra, una guerra total, era el medio para liberarnos de las mismas y desde esa óptica es que nuestro apoyo a tal contienda ha sido, es y será siempre incondicional.
Discrepando en un todo con las campañas implementadas actualmente en contra de tal gesta nosotros consideramos que fue oportuna la decisión de recuperar las islas en abril de 1982 puesto que en ese entonces simultáneamente con haber contado nuestras fuerzas armadas con un importante equipamiento militar que no se tiene en cambio en la actualidad, las islas se encontraban desprotegidas y con una guarnición militar inglesa que no llegaba al centenar.
Desde tal óptica es que nosotros nos oponemos a las diferentes manifestaciones políticas y culturales en que se divide la izquierda que hoy debate respecto de que si nos corresponden o no suficientes derechos sobre las Malvinas y si hay que seducir o bloquear a los kelpers. Y al respecto nos queremos reír sonoramente de los distintos ‘logros diplomáticos’ obtenidos por la Argentina en todos estos años, pasando por las múltiples intimaciones efectuadas al Reino Unido de que debe dialogar con nuestro país sobre la soberanía de las islas. La reciente acotación efectuada por su ministro de Relaciones Exteriores respecto de que la Argentina no ha comprado un solo avión militar desde 1982 son más que sugestivas. Nuestros gobernantes burgueses y de izquierda, acostumbrados como están a los distintos enjuiciamientos de militares por derechos humanos ignoran una verdad esencial y es que solamente la victoria es la que otorga derechos. Y esto les debería resultar claro por la circunstancia interna que vivimos. Si ellos hoy han logrado el encarcelamiento de los diferentes militares del Proceso ello es porque las fuerzas armadas argentinas fueron vencidas en la Guerra de Malvinas y no porque los ampararan ‘derechos’. De la misma manera que ni Obama ni Bush, asesinos y torturadores seriales, responsables de matanzas de centenares de miles de personas en el mundo entero, en tanto no fueron aun derrotados, por lo tanto tampoco padecen actualmente enjuiciamiento de tribunal alguno, sino paradojalmente hasta uno de ellos ha recibido el premio Nobel.
Por lo dicho es que consideramos que la Argentina solamente podrá recuperar las islas Malvinas RECONQUISTANDOLAS y que tal epopeya será solidaria con la reconquista de nuestra nación.
Pero si bien es dable tener en cuenta la implícita recomendación del ministro inglés en el sentido de que debemos gastar más dinero en armas y menos en políticos corruptos y charlatanes, también es cierto que previamente a ello es indispensable una revisión histórica respecto de los motivos por los cuales hemos perdido esa guerra arribando al actual estado de postración y decadencia extrema en el que nos encontramos.
Es desde tal problemática que nosotros asumimos una postura severamente crítica en relación al accionar militar y a la doctrina bélica que inspiró a nuestros militares en tal contienda y queremos arrimar aquí los presupuestos doctrinarios necesarios para superar tal situación a fin de que no llegue a considerarse que todo se resolverá solamente con un mayor presupuesto militar, del mismo modo que debemos rehuir de la actitud conformista de que la guerra se perdió por culpa del azar.
El nacionalismo que informó a la Argentina durante todos estos años ha sido lamentablemente güelfo y por lo tanto sometido a la política Vaticana. El mismo consistió en considerar que, al estar en ese entonces el mundo dividido entre dos bloques y al ser el comunismo ateo el enemigo principal, debíamos considerar al occidente como nuestro aliado. Y esto es lo que explica que en las dos guerras que llevaron a cabo nuestras Fuerzas Armadas en contra de la subversión marxista primero y en contra del imperio británico después, mientras que la primera fue total arribándose incluso a extremos tales como la apelación a procedimientos ilegales, la segunda en cambio fue limitada y parcial. Así pues, si por un lado se consideró que los EEUU iban a terciar en nuestro favor durante la guerra y que Inglaterra no iba a mandarnos una flota, por considerarnos ‘aliados’, cuando tales cosas no se cumplieron, entonces, salvo algunas muy dignas excepciones, el mando militar, en tanto no consideró a Gran Bretaña como el verdadero enemigo, se rindió de manera humillante, en algunos casos hasta sin pelear. Al respecto se acaba de saber ahora, tras la revelación del informe Rattenbach, que nuestras Fuerzas Armadas, a pesar de que Inglaterra había invadido una sola de las islas, se rindieron en la totalidad de ellas y hasta entregaron todo su equipamiento militar en forma precipitada sin haberlo previamente destruido. Así como también se dieron casos puntuales de oficiales que se rindieron sin pelear o con más de los dos tercios de su munición si usar. Esto se asocia a la nefasta intervención de la Iglesia católica durante la guerra sea en sus jerarquías, como en el mismo Papa, pidiendo incesantemente la paz, es decir la rendición precipitada, obviamente con la finalidad de no interferir con la política internacional implementada en ese entonces por el Vaticano en estrecha colaboración con el ‘mundo libre’.
Nosotros siempre hemos señalado que comunismo y capitalismo eran y son dos caras de una misma moneda y que, tal como se vive en carne propia en nuestros días, no se puede derrotar a uno sin hacerlo simultáneamente con el otro. Que por lo tanto las dos guerras contra la subversión marxista y el ‘mundo libre’ eran solidarias. Por lo cual el catolicismo raigal que sostenemos como contraste ante los valores protestantes inculcados por Inglaterra en nuestra cultura debe reputarse sin más como una categoría totalmente ajena a la política vaticana y a su güelfismo oportunista. De allí nuestro gibelinismo y la necesidad de estructurar un nuevo nacionalismo sobre tales bases.
Sólo bajo tal perspectiva es que será factible una nueva guerra de Malvinas con posibilidades reales de éxito.
CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA en ARGENTINA
Marcos Ghio - Julián Ramírez
Presidente - Secretario General
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