La muerte se acercaba inexorable en aquel infierno helado pero las posiciones se mantenían con férrea voluntad.
El frío hacía que el aire que entraba a los pulmones rasgase como una cuchilla pero el ánimo no flaqueó en ningún momento.
Los enemigos de Europa surgían por todas partes en cantidades ingentes y el valor de los nuestros se erguía como un león.
Los camaradas caían entre explosiones y balas, la sangre española tiñó de rojo la nieve como testimonio de la épica lucha.
Los gritos desesperados de la hidra derrotada retumbaron aquellas gélidas tierras.
Y allí quedó el cuerpo desgarrado del divisionario caído mientras su alma formaba ya en la guardia eterna de los luceros.
El sábado 11 de Febrero, a las 17:00 horas, las banderas de la libertad volverán a alzarse y rendirán honores a todos los que dieron su vida por Europa.
No puedes faltar.
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