En la madrugada del 29 de Octubre de 1936, era asesinado en el Cementerio de Aravaca, cerca de la capital española procedente de una “saca” de la cárcel de Ventas (barrio de Madrid), por Milicianos Rojos, junto a otros 32 españoles.
La muerte del Fundador de las Juntas de Ofensivas Nacionalsindicalista, debe ser rescatada del olvido, ya que la doctrina de Ramiro Ledesma Ramos, fue objeto de una censura impuesta en la España franquista. No es una suposición ni un intento de aprovecharlo para desmarcarse de la ideología oficial de un régimen que supuestamente, se edificó siguiendo las consignas del Nacional Sindicalismo.No hay proceso en su juicio trágico. Ramiro ni pidió perdón ni misericordia. No murió piadosamente, sino fusilado. Con él terminaba la etapa revolucionaria de las J.O.N.S. y una fase heroica y sin parecido en la historia social española; se enterraba también una esperanza de la vida política peninsular. Esperanza que, como tantas otras deja en el alma de sus camaradas y admiradores la angustia de vivir en un país, que no comprende ni quiere comprender dónde está el ca mino salvador.
Su cuerpo continúa en la fosa común del cementerio de Aravaca, confundido en la amalgama macabra de sus compañeros de agonía, entre los que estaba el gran Ramiro de Maeztu.
Un nuevo 29 de Octubre
El domingo se manifestaron contra los inmigrantes pobres, los franceses musulmanes y los negros que viven en los suburbios de las grandes ciudades
[…] Si a esta deformación del lenguaje fomentada por la prensa del sistema, añadimos el desmadre interno de cada ideología, provocada por necios y locos, tenemos servido el problema de definirnos o no como “Nacional-Revolucionarios”. Para ello hay que desprenderse de los tópicos de la prensa pero también de las desviaciones y neurosis de muchos que se asignan ese nombre sin calidad ni mérito alguno para ello.
